
Cada persona es un mundo y sus circunstancias, por eso mismo cada una intenta resolver sus problemas personales dependiendo de su manera de ser; algunas, se desahogan hablando de sus problemas con los demás, y en cambio, otras, prefieren hacerlo en el silencio de su mundo interior, desde su propia intimidad, cada cual es libre para desahogarse como quiera.
La necesidad de intimidad de cada individuo es un derecho personal, y la mejor solución es la que cada uno encuentre para sí mismo, sin tener por qué meterse, ni segundas, ni terceras personas intentando dar consejos en la vida privada de los demás.
El problema es que muchas veces los que estamos alrededor queremos ser tan amables con quiénes vemos que no lo están pasando bien, que resulta que lo que conseguimos, sin darnos cuenta, es el efecto contrario, pudiendo llegar a invadir su espacio e intimidad personal, cuando lo único que desean, es escuchar la melodía del silencio, o simplemente, sentir ese abrazo de cariño y de compañía.
Que sirva esta entrada, con mi reflexión, y desde la profunda emoción que siente mi alma, para pedir perdón, por si en algún momento, alguien se ha podido llegar a sentir conmigo así, cuando mi única intención siempre ha sido ofrecer mi cariño, mi total apoyo y mis cálidos abrazos de energía y de amistad.
